martes, 12 de mayo de 2009

Retiro definitivo de Carlos Arruza


Con el toro de nombre "Mechudo", Carlos Arruza se retiró definitivamente del toreo a pié en 1953 en la plaza de Ciudad Juárez, alternando con Juan Silveti, aunque todavía el 12 de Octubre de 1962 volvería a España, para torear en Barcelona un festival taurino a beneficio de las inundaciones que aquel mismo año se habían producido en dicha capital catalana. En el festival, que se celebró en dos sesiones de mañana y tarde, actuaron: Angel Peralta, Domingo Ortega, Manuel Álvarez Andaluz, Mario Cabré, Manolo González, Pedrés, Joaquín Bernadó, Victoriano Valencia y José Maria Clavel en la sesión de mañana. En la de tarde actuaron, además del propio Arruza Rafael Peralta, Julio Aparicio, Gregorio Sánchez, Chamaco, el Trianero, Luis Segura, Diego Puerta, Manuel Blázquez, Andrés Vázquez y el burgalés Rafael Pedrosa. En el toro que le correspondió en suerte, Arruza realizó una notable faena.

No obstante su retirada como torero, Carlos reapareció como rejoneador en la plaza de Nogales (México), el 16 de septiembre de 1956. Esa misma temporada debutó como rejoneador en España cosechando también grandes éxitos en esta modalidad del toreo, hasta el punto de que fue el primer rejoneador al que se le indultó un toro. En el rejoneo permanecería en activo hasta el momento de su muerte en 1966, ya que había actuado por última vez tan solo unas semanas antes de tan infausto acontecimiento, el día 17 de Abril de de 1966 en Aguascalientes, formando cartel con Jesús Delgadillo "El Estudiante" y con Efrén Adame. No es solamente eso, sino que lo hacía además con notable éxito como prueba que el día 6 de febrero de ese mismo año, en la corrida celebrada en la Monumental de México con motivo de su XX Aniversario, compartiendo cartel con el Viti, cortó las dos orejas y el rabo de su enemigo, siendo la primera vez que un rejoneador era premiado con dichos trofeos. Arruza ha sido reconocido por los críticos como un notable rejoneador, a pesar de que casi todo lo tenía que hacer él ya que nunca llegó a tener unos caballos verdaderamente buenos.